Oasis de escombros. Sakristan










La fascinación de Sakristan por los espacios abandonados se traduce en una pintura próxima al arte primitivo y de connotaciones cercanas a las liturgias de lo mágico. A modo de ancestrales máscaras sobre el cemento se establece, una vez más, la relación entre lo efímero y lo intemporal. En palabras de la artista:

Los lugares abandonados son casi los únicos reductos "salvajes" que nos quedan . Transitar por ellos es lo más parecido a alejarse de la civilización actual. En esos espacios el tiempo transcurre a un ritmo casi inexistente. Se recupera la calma, el silencio y la paz que las ciudades no nos permiten. Te reconectan con lo esencial.

El carácter efímero de las cosas adquiere cuerpo y se convierte en materia prima con la que trabajar. Yo los siento como grandes talleres donde crear libremente. Todo es parte de la obra. La materia, el espacio, su historia latente...

Cada grieta, objeto abandonado, muro deshaciéndose, ventana torcida, cristal roto o escalera sin tramos tienen algo de entrega total. Libres de la función para la que fueron creados se convierten en materia ideal para el juego y la transformación.

En todo lo que hago es fundamental la idea de mutación, los ciclos de creación-destrucción-creación , por eso disfruto tanto en entornos que están a punto de desaparecer.

Creo que algunas de las experiencias más intensas que he tenido en este sentido han sido aquellas ocasiones en que mis intervenciones no han sido borradas o deterioradas por el tiempo, sino derribadas por alguna grúa.

Los sentimientos contradictorios se agolpan con fuerza cuando esto ocurre . Por una parte, la tristeza de saber que casi siempre, lo que se ha derribado es para especular y construír barbaridades; por otro la emoción de saber que mi pequeña aportación ha sido la última capa superpuesta a muchas otras de vivencias e historias , como si fuera una especie de beso de despedida justo antes del que ese contexto desaparezca para dar paso a lo que venga.

Las fotos de esas obras se convierten así en un último testigo de algunos rincones de la ciudad que ya no existen.

-Flickr de Sakristan

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